Lidere desde la prudencia y no desde la dominación

21/02/2020

El poder y el liderazgo

Toda relación de liderazgo está basada en el poder. Detrás de cada líder hay un seguidor y su característica es la subordinación frente a él y lo que varía en esta relación son los motivos de esa dependencia que pueden ser interés, temor, confianza y respeto o convicción. De igual modo, toda relación de liderazgo tiene una finalidad o un objetivo común que persiguen tanto el líder como el seguidor. Es decir, el liderazgo posee dos elementos indiscutibles que son el poder y los fines compartidos.

Lee también: "Liderazgo: característica esencial del directivo"

Esta reflexión nos conduce, en efecto, a una cruda realidad que consiste en entender la relación del liderazgo (palabra sofisticada y amable) con la subordinación y la dominación (palabras políticamente incorrectas). Sin embargo, más allá de la retórica, el liderazgo es una actividad en la que el poder, o sea la capacidad de influir en los comportamientos de los demás, se convierte en su elemento más claro y decisivo.

Por consiguiente, esta definición tan ruda nos lleva a una realidad de la persona humana, en este caso del seguidor, y es que no nos gusta que nos manden o, por lo menos, la sensación de sentirnos mandados no es placentera o satisfactoria. Esto nos indica que el liderazgo ejercido desde el poder puede llegar a ser ineficaz o temporal. Por este hecho, la clave del ejercicio del liderazgo consiste en que el poder (que es su materia prima) sea innecesario en la consecución de un resultado u objetivo. Es decir, que el logro de estos resultados sea posible sin la necesidad de usar el poder (J.A Pérez-López, 1991).

La tarea de dirigir

Dirigir una organización y liderar son lo mismo. En ambos tenemos los dos elementos a los que nos referimos: el poder y los objetivos. La dificultad que encontramos cuando dirigimos radica en que dirigir no es una ciencia exacta y por este hecho las leyes de la dirección son contingentes, es decir, pueden ser o no. Esto no sucede con la ingeniería, la física o la matemática.

En las ciencias físicas, la ley de la gravedad es indiscutible. Sin embargo, en el campo de la dirección tanto la incertidumbre como el libre albedrío de las personas que dirigimos cambian la naturaleza de nuestro quehacer. Por ejemplo, como directivo yo puedo dar la orden de entregar un pedido, pero no cuento con los imprevistos propios de la vida humana, lo cual convierte la tarea de la dirección en algo circunstancial y variable.

Escucha también: "Podcast 'El lado femenino del poder' por Sandra Idrovo"

El dirigir está mediado por la voluntad de a quien dirigimos; por su libre albedrío y por más poder que tengamos, no podemos hacer que la persona quiera lo que yo quiero. Si lo hacemos desde el poder (formal) basado en la coacción, la imposición o la amenaza, seguramente esa relación se deteriorará y, en algún momento, acabará.

Veamos un ejemplo: si tu jefe deja de serlo y usó su poder formal contigo, en el futuro no contará con tu subordinación. Si, por el contrario, tu jefe fue una persona a la que le debes gratitud por su calidad de liderazgo, acatarás más dócilmente sus recomendaciones o consejos. En resumen, la calidad de liderazgo es proporcional al menor uso directo del poder que despleguemos sobre las personas.

¿Cómo dirigir sin el uso del poder?

Lo lograremos mediante un liderazgo prudente y no impositivo. Este se basa en la virtud de la prudencia y tiene un significado amplio: por un lado, es el estilo del líder que escucha el consejo de otros, especialmente, de aquellos que tienen experiencia. Por otro lado, es el liderazgo de aquel que delibera, pondera y conversa con otros antes de tomar una decisión, es decir, está basado en la humildad. Quien, por el contrario, opta por un estilo impositivo, buscará recordar todo el tiempo quién es el que manda y se ufana de ello. Le gusta hablar, llama la atención y, sobre todo, quiere ser el centro de todas las miradas. En vez de ser un líder sereno y reflexivo es una persona precipitada y emotiva a la hora de tomar decisiones.

Conclusión

Entre más estudio el fenómeno del liderazgo, más me acerco a una conclusión: todo buen liderazgo debe ser generoso. Un liderazgo prudente genera el mayor logro de un líder que es ganarse la autoridad, la cual conduce a la confianza y al respeto de los demás. Esto explica por qué la palabra autoridad proviene de la voz latina augere que significa hacer crecer. En síntesis, un liderazgo prudente está cimentado en desarrollar y hacer crecer a nuestros colaboradores.

Últimas Noticias

Contenidos AlumniBlog

La transición hacia las energías renovables: En busca de un futuro más sostenible

Escrito por: Carlos Martin Castro Cerón, EMBA INT En un mundo que enfrenta desafíos ambientales cada vez más apremiantes, la industria se encuentra en una encrucijada. La búsqueda de un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente se ha vuelto esencial. En este artículo, exploraremos cómo la transición hacia las energías renovables está [...]

Contenidos AlumniBlog

Riesgos Emergentes en la Industria

Escrito por: Carlos Martin Castro Cerón, EMBA INT 2019-2021 Un riesgo emergente es un peligro real o potencial, recientemente descubierto, para personas y bienes. Por lo general, el peligro es reconocido a través de métodos empíricos como análisis de ingeniería, investigaciones de lesiones o accidentes, y estudios toxicológicos y epidemiológicos. Nuevos materiales sintetizados, para los [...]

Contenidos AlumniBlog

Sostenibilidad y su sentido de propósito

Escrito por Carlos Martin Castro Cerón - EMBA INT 2019-2021 La sostenibilidad no solo se trata de ser verde y proteger el medio ambiente, sino también de cuidar a las personas. La sostenibilidad, en el contexto de la seguridad industrial y salud ocupacional, implica el desarrollo e implementación de prácticas que minimicen el impacto ambiental [...]