La definición y la jerarquización de los valores permiten a las familias empresarias construir su actividad económica con base en un marco de referencia axiológico y generar lineamientos para tomar decisiones sobre la familia, la empresa y la propiedad, creando las bases para edificar la unidad y el compromiso a largo plazo. Para ello es imprescindible tener o desarrollar una filosofía y valores comunes, y una visión de futuro compartida, basada en la experiencia del pasado y la ilusión en el futuro. Por Ernesto Barrera Duque
Introducción y Metodología
Este artículo tiene como objetivo, con base en el estudio de un grupo de familias empresarias, identificar y analizar los valores1 más importantes en la dinámica empresa-familia y establecer un modelo que permita resumir los hallazgos encontrados. Los resultados de este estudio han sido el resultado de un trabajo de campo de carácter cualitativo (entrevistas en profundidad y observación participante) con familias empresarias colombianas, y no de una muestra aleatoria representativa de encuestas/cuestionarios diligenciados por un miembro representante dela familia2.
Los datos cualitativos fueron obtenidos durante el acompañamiento y asesoría en procesos de planeación estratégica familiar (Ward y Car-lock, 2003) buscando la confección del Protocolo Familiar. Se realizó con base en entrevistas personales y talleres grupales3, con la participación activa de la primera y la segunda generación . El número de miembros familiares en cada uno de los procesos osciló entre seis y diez4.
Para efectos de este trabajo, la muestra comprende diez familias empresarias ubicadas en diferentes ciudades del país5. Las empresas vinculadas con las familias fueron clasificadas en una de las dos categorías siguientes: “empresas de trabajo familiar”6 o “empresas de dirección familiar”7 (Gallo, 1992). El período del estudio se refiere a entrevistas y talleres realizados durante los años 2004 y 2005. No se realizó ninguna segmentación por sectores ni por tamaño de las empresas familiares, dado que el interés se centró en la familia empresaria como tal.
- Para efectos de este artículo, no se hace una distinción conceptual entre valores y virtudes.
- Por no tratarse de una muestra aleatoria y de tamaño representativo, no se harán gene-realizaciones para la población, pero si se conceptualizará respecto de la unidad de análisis investigada y respecto del grupo estudiado.
- Dentro del marco de un proceso hacia el Protocolo Familiar. Todos los procesos fueron realizados por Ernesto Barrera y en su mayor parte se realizaron en conjunto con Juan Guillermo Hoyos Díez, consultor y profesor de la Facultad de Administración de Universidad de La Sabana.
- Se trata de un estudio que define valores compartidos de la primera y segunda generación que coexiste además en la gestión empresarial.
- Sin que para el efecto los miembros de la familia tuvieran conocimientos teóricos avanzados en el tema de los valores. Por tanto esta investigación no consiste en una elucubración teórica sobre los valores, sino que pretende ser un reflejo de lo que ocurre en la realidad, una referencia a la perspectiva que los miembros familiares tienen sobre los valores en las familias empresarias.
- La información sobre el nombre de las empresas y los valores que corresponden a cada familia empresaria son reservadas y, por tanto, no se mencionan en este artículo para mantener la confidencialidad.
- Se incentiva a que un buen número de miembros de la familia trabajen en la empresa y su formación y preparación está orientada hacia este objetivo.
- La familia tiene la intención de continuar con la propiedad de la empresa, pero se busca que sólo los más capacitados desde el punto de vista empresarial y directivo trabajen directamente en la empresa como miembros de junta directiva o en la alta gerencia.
Un breve marco de referencia
El protocolo familiar, antes que un negocio jurídico plasmado en un documento firmado por los miembros de la familia empresaria, es un proceso de diálogo familiar interpersonal propulsor de un pensamiento unificador en torno de un proyecto común. En este sentido, uno de sus objetivos está orientado a descubrir, reconocer, establecer y jerarquizarlos valores declarados y en torno delos cuales gira o debería girar la actividad empresarial de la familia empresaria.
Las personas (Pfeffer, 1998) y cultura de una organización (Gallo,1992) son fuentes de ventajas competitivas. Así mismo, para una familia empresaria, sus miembros y su cultura generan una distinción específica de la manera como se piensa, actúa, se elige entre alternativas, se establecen responsabilidades, se establece una unidad de propósito, se toman decisiones y se resuelven conflictos.
Jorge Yarce (2000) ha establecido que los valores son una venta-ja competitiva y, en este sentido, se erigen como la base sobre la cual se construye cualquier proceso de planeación estratégica familiar y empresarial. Son elementos esenciales de la cultura de una organización, y en este caso, de la dinámica de la familia empresaria, ya que condicionan el curso de sus decisiones, sus supuestos sobre la realidad, impactando en la dirección de sus empresas.
Los valores conforman el marco de referencia axiológico con los que los miembros de la familia priorizan sus preferencias, decisiones y acciones en relación con la familia misma y sus empresas, tanto en el largo como en el corto plazo. Los valores de la familia y la interpretación sobre la naturaleza humana también se reflejan en el estilo directivo al interior de las empresas familiares.
Los valores familiares establecen los criterios específicos para la asignación de recursos como en el caso de la preferencia hacia la reinversión de las utilidades para el crecimiento en lugar de la distribución de las mismas. También influyen en la manera como se otorga liquidez a los propietarios familiares, el riesgo empresarial que se asume y el nivel de endeudamiento. Por ejemplo, la justicia como valor, influye en la manera como se realiza la sucesión patrimonial, los montos de los salarios dentro de la estructura jerárquica y los mecanismos para determinar los flujos económicos para los miembros de la familia.
Otros aspectos en los que influyen los valores han sido la apertura para establecer alianzas estratégicas con terceros, el ingreso de nuevos socios, el ingreso de directivos externos y el impacto en los sistemas de selección, remuneración, evaluación y promoción delos directivos de las empresas.
De otro lado, los valores también condicionan la interacción y operatividad práctica del modelo los tres círculos de la empresa familiar: familia, propiedad y empresa (Davis y Tagiuri, 1987).
Así mismo, no cabe duda dela importancia de los valores del fundador en la práctica y definición de los mismos (García Álvarez, 2001), así como en la configuración de la cultura de la empresa familiar. Sin embargo, para efectos de este trabajo, también se involucró activamente a la segunda generación, resaltando la experiencia colectiva del grupo familiar. Se asume además la hipó-tesis de que los valores de una familia empresaria son fuentes de ventaja competitiva para la empresa (Veciana et al, 1996) y que aquéllos penetran las prácticas y la dinámica empresarial familiar.
Resultados del estudio
Se tomaron los ocho valores más importantes de cada una delas familias empresarias analizadas, otorgándole de manera descendente un puntaje1en función de suposición dentro de la jerarquía definida por cada familia.
De la combinación de los diez casos y sumando los puntajes atribuidos a cada valor (frecuencia combinada con la jerarquía)en cada caso, resultó un puntaje total individual (para cada valor) a través del cual se le asignó un puesto relativo dentro del conjunto del estudio cualitativo. De debe anotarse que se trata de los valores “más importantes y jerarquizados” para las familias empresarias obtenidos dentro de un proceso iniciado por la familia para efectos de confeccionar un protocolo familiar.
Como se observa en la tabla No. 1, los principales valores de las familias empresarias colombianas son, según el puntaje de la muestra: la armonía, el amor, la unidad, y el respeto.
El primero (armonía), el tercero (la unidad) y el quinto (compromiso) coinciden con las fortalezas de la empresa familiar según algunos autores clásicos en la literatura sobre este tema (Galloy Amat, 2003).
Análisis del resultado
El contenido de los valores
A continuación, en función de las entrevistas individuales y los talleres grupales, se presenta una síntesis del contenido de los valores según la perspectiva y expresión de las familias empresarias colombianas2y haciendo referencia con diferentes intensidades a las relaciones entre los tres círculos de la empresa familiar. A continuación se ordenan de acuerdo con la jerarquía (puntaje) encontrada en este estudio:
- Armonía (62): las relaciones entre los miembros de la familia se fundamentan en el respeto mutuo, la ponderación y el equilibrio dentro la diversidad. La interacción interpersonal se basa en la facultad de escuchar con empatía las posiciones y opiniones de los otros, entregando toda la información necesaria, sin que las tensiones emocionales afecten el buen desempeño de las reuniones familiares y las actividades empresariales y directivas.
- Amor (55): en las relaciones familiares se busca el Bien de cada uno de sus miembros y existe una actitud de servicio desinteresado por las diferentes personas que componen la familia. Se propende el encuentro y la interacción personal y la disponibilidad para el otro. Existe una entrega y aceptación de los demás miembros familiares, con sus virtudes y defectos.
- Unidad (47): los miembros dela familia cooperan y se ayudan mutuamente para conseguir los objetivos e intereses del grupo, aprovechando las capacidades complementarias, trabajando en equipo, compartiendo los conocimientos en beneficio de todos y construyendo conjuntamente el futuro de la empresa familiar.
- Respeto (46): las relaciones entre los miembros de la familia se basan en el diálogo constructivo, en escuchar con tolerancia y comprensión, con cordura sin elevar el nivel de la voz. Todos los miembros de la familia se caracterizan por un comportamiento educado, de exaltación de la dignidad del otro y expresando cariño por los demás. Se acepta al otro como es, brindándole un trato amable y entendiendo las discrepancias para encontrar en ellas la riqueza de cada uno. Además, en la empresa se respetan las jerarquías formales.
- Compromiso (32): es una actitud de cumplir responsablemente las promesas y los acuerdos. En las actuaciones se imprime empeño buscando el mejor desempeño, obedeciendo siempre a los principios y valores familiares. El compromiso se materializa en la entrega y esfuerzo personales. Consiste en el trabajo hacia el mismo objetivo, con amor por los proyectos y por lo que se hace. Incluye la intención y prácticas para mantener un proyecto familiar empresarial común.
- Solidaridad (27): existe un espíritu de ayudar al otro y socorrerlo en momentos difíciles, tanto en lo económico como en lo emocional. Ser miembro de la familia trae derechos pero también obligaciones. Se desarrolla una preocupación activa por el Bien y bienestar de los demás miembros de la familia de manera integral en diferentes dimensiones: psicoafectiva, intelectual, familiar, espiritual, material y social.
- Honestidad (26): las actuaciones son consistentes con la rectitud, observando siempre en ellas las normas éticas y legales. No se permiten conductas incorrectas frente al manejo delos recursos de la empresa y dela familia. No se toleran actividades que pongan en duda o en riesgo el patrimonio y el nombre de la familia ante la comunidad. Existe una coherencia entre lo que se dice y se hace, sin engañar o defraudar a los demás. Las utilidades del negocio deben obtenerse siempre de manera ética y legal.
- Justicia (22): a cada uno lo que le corresponde según su situación específica, reconociendo los derechos del otro y sin abusar injustamente de la capacidad de influencia o del poder en las decisiones. Se materializa mediante mecanismos de participación de los miembros de la familia en las decisiones y beneficios otorga-dos por la empresa, aplicando un trato proporcional y equitativo a la situación de cada uno de sus miembros. Los flujos económicos recibidos se atribuyen en función del fruto del esfuerzo personal, el trabajo en equipo y los derechos de propiedad.
- Humildad (22): es la actitud de reconocer que cada uno tiene debilidades y límites en sus capacidades y habilidades. Es aceptar a los demás por lo que son y no por lo que tienen. Se trata de actuar con sencillez y de evitar imponer el propio punto de vista para dominar a los demás. Se trata de estar disponibles para servir a los demás. Las actuaciones se orientan hacia el Bien, sin llamar la atención, ni requerir el aplauso ajeno para obrar correctamente. De esta actitud humilde se deriva un rechazo hacia la soberbia personal y cada uno propicia la espontaneidad y la apertura permanente al perdón. Es también consiste en reconocer con naturalidad los errores, aceptarlos y comprometerse con su solución y superación.
- Confianza (20): es la credibilidad en la recta actuación de los demás. Se construye con base en la transparencia y bajo el compromiso de juzgar al otro rectamente, entendiendo que actúa siempre con base en sus buenas intenciones y por el Bien del grupo. Se trata de actuar con lealtad y con fundamento en los criterios éticos. En la familia, la confianza implica considerar que los demás miembros hacen bien su trabajo, de manera honesta, y poniendo su mayor esfuerzo y recto criterio.
- Transparencia (17): las intenciones de los actos serán visibles para todos los miembros de la familia. La información sobre la situación personal y profesional de cada miembro se informa con claridad y veracidad a todos los integrantes de la familia. La comunicación interpersonal se realiza con sinceridad y sin ambigüedades. No se desarrollan negocios que generen dudas en el seno de la familia. Las comunicaciones deben ser fluidas, claras, veraces, confiables, oportunas, útiles, completas y motivadoras.
- Laboriosidad (14): los miembros de la familia se caracterizan por su trabajo duro y arduo, realizado con persistencia y sacrificio, buscando la excelencia en lo que hacen. Mediante el propio comportamiento sedará ejemplo a los demás en términos del esfuerzo impregnado al trabajo. El éxito de la empresa familiar se entenderá como consecuencia de la calidad humana, el trabajo, el respeto por la dignidad de la persona humana, el liderazgo y las competencias profesionales.
- Lealtad (11): consiste en imprimirles a las acciones la integridad personal y actuar de conformidad con los valores dela familia. Es un vínculo que une a la familia y se construye con base en la fidelidad a los compromisos y a los principios familiares, expulsando las traiciones y respondiendo a las expectativas que se tienen de cada uno en su rol familiar y empresarial.
- Espiritualidad (9): la existencia de un compromiso con la divinidad para aplicar y desarrollar los talentos recibidos. Es obedecer en las actuaciones a los principios, normas y virtudes exigidas por Dios, ofreciéndole un fuerte sentido de gratitud por la existencia y por pertenecer a la familia.
- Austeridad (6): es vivir con sobriedad y sencillez, y consistente con las propias posibilidades económicas, ahorrando y haciendo un buen uso de los recursos disponibles, evitándolos excesos materiales.
- Responsabilidad social(4):existe un compromiso de reciprocidad con los empleados y la sociedad. A los empleados debe tratárseles con respeto, generando un buen ambiente de trabajo, motivándolos y promocionando siempre su potencial como personas y exaltando su dignidad humana. La familia debe retribuir a la comunidad en la cual desarrolló sus negocios principales. El espíritu emprendedor debe potenciarse para generar fuentes de empleo en la comunidad a la que se pertenece3.
La jerarquía de los valores
El modelo ELISA de virtudes en los miembros de las familias empresarias postula que la exigencia, la laboriosidad, la iniciativa, la sencillez y la austeridad son las más importantes y fundamentales para garantizar una actividad empresarial longeva (Gallo y Vilaseca, 1996).
En el caso colombiano esto es parcialmente cierto y en este estudio he intentado atribuir una jerarquía según un puntaje4. En consecuencia, y teniendo en cuenta los resultados, he conformado tres grupos de valores según la posición relativa general.
En el primer grupo denominado estructural (valores estructura-les), se encuentran los más importantes para las familias empresarias colombianas: la armo-nía, el amor, la unidad y el respeto. De acuerdo con el esquema de los tres círculos5 (Davis y Tagiuri, 1987), la armonía se postula como fundamento y sustento de la empresa familiar y como el centro de su interacción6 (Belausteguigoitia, 2003). Este valor debe buscarse y configurarse previamente en la dinámica interna de los miembros de la familia empresaria si se quieren consolidar los vínculos entre la familia, la empresa y la propiedad. La madurez de las personas y su satisfacción por hacer parte de la familia contribuyen a potenciar este valor. En la muestra analizada, la armonía se reconoce por los miembros familiares como el pilar para la paz interna familiar y pilar para un adecuado clima organizacional en la empresa.
El amor se entiende como la preocupación y el interés por el Bien ajeno (del otro), la capacidad de servicio y el sentimiento intenso que vincula a los miembros entre sí por el hecho de pertenecer a una familia con vínculos consanguíneos.
La unidad en la familia aparece como el tercero en importancia. Este resultado coincide en parte con lo establecido por Gallo y Amat (2003) sobre la importancia operativa de la unidad y el compromiso7para la continuidad, y como elementos sobre los cuales descansan algunos de los secretos de las empresas familiares centenarias. En mi estudio el compromiso aparece jerárquicamente en una posición inferior al valor unidad, lo que nos permitiría inferir que primero debe configurarse la unidad y luego el compromiso para construir la longevidad de las empresas familiares colombianas8.
El respeto aparece como un valor estructural en la dinámica dela familia9. En la práctica la confusión familia empresa genera conflictos sistemáticos que, entre otros efectos, erosionan la manera como los miembros de la familia se dirigen la palabra y desarrollan el trato interpersonal. Las familias empresarias en un momento u otro han experimentado estos procesos traumáticos de irrespeto (o como un principio para evitar la erosión de las relaciones familiares), y deciden tomar este valor –el respeto- como estructural para construirlas relaciones entre sus miembros, garantizando en el compromiso común un trato decoroso entre ellos.
En otro nivel jerárquico, se encuentra el segundo grupo, denominado valores operativos, que reflejan la aplicación práctica delos estructurales, retroalimentan y co-construyen el contenido de los estructurales. De acuerdo con los resultados de este estudio, son en su orden: compromiso, solidaridad, honestidad, justicia, humildad, confianza, transparencia, laboriosidad y lealtad.
Como expresión de la solidaridad, los miembros de las familias se ayudan entre sí, especialmente en el aspecto emocional y económico. Muestran el deseo de establecer un fondo de liquidez y ahorro de la familia que sirva para financiar especialmente los estudios y la salud de sus miembros (solidaridad interna) y así mismo esperan la ayuda recíproca en casos de calamidad económica.
La honestidad de los miembros de la familia debe operar tanto a nivel interno como externo, ya que influye en la reputación y mantenimiento de los vínculos dela familia con su entorno. Se busca vigilar de cerca el comportamiento de los familiares, evitando poner en duda el nombre de la familia.
Respecto de la justicia es importante poner de relieve que el énfasis no es tanto la justicia per se, sino que hay una referencia expresa a la equidad, especialmente en los flujos económicos de la empresa hacia sus miembros, y en el trato del fundador hacia sus hijos y nietos. Se considera que la inequidad genera tensiones internas, desorden, desobediencia, odios indeseables al interior de la familia, es decir, fractura la unidad.
La humildad se entiende como la buena disposición ante los demás y para escuchar críticas constructivas del propio trabajo o del carácter. A pesar de la riqueza material en estas familias, los miembros de la segunda generación muestran una preocupación por no alejarse de la realidad colombiana, de sus injusticias, del drama de la pobreza y, especialmente del diálogo directo con las personas que trabajan en la empresa como un reconocimiento y una práctica de la igualdad en las relaciones entre seres humanos, considerando al otro como un fin en sí mismo y no como un simple instrumento o máquina productora de dinero, es decir, se observa un sentido profundo para la promoción de la dignidad humana.
La transparencia se considera la fuente de la confianza. Cuando la actividad empresarial no se maneja con un flujo constante de información de la empresa hacia los miembros familiares propietarios, se generan tensiones en ocasiones desbordadas por la desconfianza; especialmente de aquellos quienes no se encuentran vinculados directamente a las actividades empresariales. Sin embargo, este tema funciona en oportunidades al revés de lo que ocurriría en una empresa no familiar. En esta última la confianza se construye en el día a día, con el tiempo. En la empresa familiar la confianza se da por supuesta, pero la falta de transparencia y equidad se han erigido como las principales fuentes de fractura.
La laboriosidad10, es uno delos valores que los fundadores establecen como fundamentales para transmitir a sus sucesores (García Álvarez, 2001: 268) y es la herramienta para garantizar la continuidad y el relevo generacional adecuado. Se imprime una mística especial al trabajo con un fuerte sentido intrínseco, que le permite al individuo dedicar largas jornadas de trabajo y productividad.
Alain Chanlat (2005) afirma que las empresas familiares se adecuan al modo de ser mítico11y por este motivo su valor fundamental, especialmente en los fundadores, es la lealtad, cuestión que se confirma parcialmente en este estudio, pero sin la contundencia expuesta por ese autor.
En el tercer grupo, encontramos los aquí denominados trascendentes por referirse al impacto dela dinámica y la actividad económica en los demás, y la importancia de retribuir a “los otros” parte del éxito logrado. También se vinculan con el sentido otorgado a la existencia individual y familiar, y la importancia de trascender más allá del bienestar exclusivo de los miembros de la familia. Estos valores son: la espiritualidad y la responsabilidad social.
Como ya lo había advertido Borrero (1976) la religión católica tiene una marcada influencia sobre el comportamiento, actitudes y valores de los colombianos, incluidos los de las familias empresarias. Este fenómeno se observó marcadamente por ejemplo en las primeras décadas del siglo XX en la “industrialización” antioqueña, en donde fue marcada la influencia católica en los valores de los fundadores y sus descendientes. Sin embargo, en Colombia existen familias empresarias que profesan otras religiones muy importantes y con fuerte impacto económico y social. En este sentido, y de manera conceptual puede afirmarse que para los procesos de definición axiológica el valor de la espiritualidad aparece de manera frecuente, entendido como la creencia en Dios y el respeto a sus preceptos, impulsando a interpretar la riqueza material como un don de la divinidad, fruto del trabajo profesional arduo con sentido trascendente.
La responsabilidad social se mantiene como un deseo de revertir y trascender a la comunidad los beneficios que ella le ha entregado la familia, y en la mayor parte delos casos se materializa mediante la filantropía, las obras de caridad, eventos con la población de bajos recursos, buen trato a los empleados, respeto por el medio ambiente, así como la constitución y subsidio de fundaciones para ofrecer oportunidades a la población de menor poder adquisitivo.
En cuanto a la austeridad, se trata de un valor operativo, pero se encuentra por su bajo puntaje en el rango del tercer grupo12. Este valor se identificó con mayor intensidad en la primera generación, pero como este estudio incluyó la segunda, es probable que por este hecho no haya obtenido un puntaje mayor; máxime si lo que se encuentra en la práctica es un deseo de mayor liquidez (en la segunda generación). De otro lado, este valor puede confundirse con la tacañería, y produce un efecto de no realzarlo con fuerza durante el proceso hacia el protocolo familiar.
Una propuesta de marco de referencia axiológico
La identificación y análisis delos valores en las familias empresarias colombianas permite proponer un modelo o marco de referencia(Gómez, 2006) para tomar decisiones referidas a la familia, a la empresa y a la propiedad, así como las decisiones que influyan en las interacciones entre estos tres círculos de la empresa familiar. Se identificaron tres categorías de valores compuestas cada una por unos valores específicos. Las tres categorías tienen vínculos entre sí, se influyen mutuamente y permite, como se ha mencionado, mediante su combinación, crear un marco conceptual y de criterios para resolver problemas y tomar decisiones relacionadas con los tres círculos, tanto en el espacio del gobierno y dirección de la empresa (Junta de socios, asamblea de accionistas, junta directiva, comité de dirección) o en los órganos de gobierno familiar (reunión familiar, asamblea familiar y consejo familiar).
Ahora bien, con los resultados del estudio presentado en este artículo, se confirma parcialmente el modelo ELISA (Gallo y Vilaseca, 1996). Aquí he realizado una jerarquización de acuerdo con los datos obtenidos durante los talleres y la asignación subjetiva de unos puntajes, permitiéndonos configurar tres grupos de valores con niveles de importancia distinta y relativa: los estructurales, los operativos y los trascendentes.
Se podría con base en este análisis, de un modelo resumen, que comparado con el ELISA, se observe más amplio y adaptado al contexto socio-cultural colombiano y, el cual, en función de sus categorías podría identificase con la sigla VETOM13.
Con base en el modelo VETOM, las familias empresarias pueden partir de un marco axiológico colombiano general para identificar sus propios valores, el contenido y la jerarquía, ubicándolos bajo una de las tres categorías establecidas: estructurales, operativos y trascendentes. Realizado lo anterior, se logra una estructura previa para “consultar” frente a criterios axiológicos muy bien definidos, las decisiones que se tomen en el seno del gobierno14de la empresa y de la familia. De igual manera, permite establecer un orden para determinar criterios jerárquicos cuando se presenten conflictos entre los valores, favoreciendo la decisión que obedece al más importante.
Con base en el modelo resumen presentado en el Cuadro No.2, construyo a continuación algunos ejemplos sobre cómo podría aplicarse para realizar las preguntas combinatorias dentro del marco de referencia establecido por cada familia empresaria en relación con la empresa y la propiedad. Estas preguntas vinculan la categoría estructural con la operativa, y en algunas oportunidades la trascendente, veamos:
- En la asamblea de accionistas: dado que nuestros valores estructurales son la armonía, el amor, la unidad y el respecto, ¿Cuál sería la decisión más adecuada a la justicia ante la distribución de utilidades de este año? ¿Es esta decisión consistente con lo que entendemos por responsabilidad social?
- En la junta directiva: dado que nuestros valores estructurales son la armonía, el amor, la unidad y el respeto, ¿qué decisión deberíamos tomar, con base en la laboriosidad, sobre el sistema de remuneración variable delos directivos familiares y no familiares?
- En la junta directiva: dado que nuestros valores estructurales son la armonía, el amor, la unidad y el respeto, ¿cuál debería ser la estructura jerárquica y de responsabilidades más adecuada al compromiso y la confianza?
- En el comité de dirección: teniendo en cuenta que nuestros valores estructurales son la armonía, el amor, la unidad y el respeto, ¿qué decisión deberíamos tomar, bajo las consideraciones de la honestidad, frente a esta licitación? ¿Sería esta decisión consistente con nuestra filiación divina y con las virtudes derivadas de nuestra espiritualidad?
- En el comité de dirección: dado que nuestros valores estructurales son la armonía, el amor, la unidad y el respeto, ¿qué decisión deberíamos tomar, bajo las consideraciones de la humildad, la confianza, la transparencia y la lealtad, frente a este error o falla del servicio cometida ante uno de nuestros clientes?
- En el comité de dirección: dado que nuestros valores estructurales son la armonía, el amor, la unidad y el respeto, ¿qué decisión tomamos, bajo el prisma de la solidaridad y la responsabilidad social, frente a este proveedor de largo plazo en crisis?
- En el consejo familiar: dado que nuestros valores estructurales son la armonía, el amor, la unidad y el respeto, ¿es este reglamento del fondo de ahorro y liquidez familiar consistente con la justicia, la transparencia, la solidaridad y la austeridad familiares?
- En este último ejemplo y para observar su operatividad en caso de conflicto entre valores operativos, podemos plantearlas siguientes preguntas: si el reglamento del fondo de ahorro y liquidez familiar no cumple simultáneamente con los criterios de solidaridad y austeridad, ¿existe la posibilidad de reformarlo para cumplir conjunta-mente con estos dos valores? En caso de no lograr esta conjunción, ¿Qué criterio axiológico debemos aplicar en la aprobación de este reglamento? ¿La solidaridad o la austeridad? Ahora bien, con base en el modelo VETOM, y bajo el supuesto de que estos dos valores se manifiestan como excluyentes entre sí en el ejemplo propuesto, la jerarquía axiológica permitiría a la familia empresaria tomar una decisión consistente con la solidaridad, al ubicarse ésta en un lugar de mayor importancia relativa frente al valor en conflicto(austeridad).
Conclusión
Gallo y Amat (2003) en su libro “Los secretos de las empresas familiares centenarias” expresan lo siguiente:
La continuidad de la empresa familiar requiere gestionar constructiva y simultáneamente las diferentes exigencias que tienen tanto la empresa familiar como la familia empresaria, es decir, la familia que es propietaria de la empresa familiar. En especial, a medida que una empresa va pasando por varias generaciones se va produciendo una creciente fragmentación de la propiedad y se hace más compleja y difícil la continuidad... Además, dado que vivimos en un entorno cada vez más dinámico, complejo y hostil es fundamental que la familia construya un proyecto empresarial compartido por todas las personas que la integran. Para ello es imprescindible tener o desarrollar una filosofía y valores comunes, y una visión de futuro compartida, basada en la experiencia del pasado y la ilusión en el futuro (Gallo y Amat, 2003,p. 167) –negritas fuera del texto-.
La práctica ha demostrado que la definición y la jerarquización de los valores permite a las familias empresarias construir su actividad económica con base en un marco de referencia axiológico–pautas para construir una filosofía central compartida (Collins y Porras, 1995)- generando unos lineamientos para tomar decisiones sobre la familia, la empresa y la propiedad, creando las bases para edificar la unidad y el compromiso largo plazo (Ward y Carlock,2003, p. 90), y facilitando la reducción de los eventuales traumas familiares del pasado. En este sentido, los valores son útiles además como factores de resiliencia15 (Cyrulnik, 2003) en la familia empresaria, la cual, mediante un proceso orientado hacia el protocolo familiar puede buscar -entre otros efectos y partir de una situación solidificada de “cero traumas”- darle una identidad y un sentido compartido a su proyecto común: la empresa familiar.