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Gates, Jobs y… ¡Picasso!: tres modelos de emprendimiento e innovación en las empresas

Método del caso
20/03/2017

Un gran ejemplo de emprendimiento e innovación en las empresas fue lo sucedido en California en los años 70 y 80, donde germinaron una gran cantidad de aventuras empresariales cuyas fábricas y oficinas invadieron Silicon Valley. Se ha señalado que este “boom” tuvo su origen en varios hechos, entre los que vale la pena destacar al menos tres: el advenimiento laboral de los llamados “baby boomers”; el movimiento de la contracultura y de la rebeldía juvenil y la introducción de los computadores personales y el frenético desarrollo del software. A continuación veremos tres modelos de innovación que cambiaron al mundo para que se anime a seguir sus pasos.

Bill Gates y Steve Jobs podrían constituir la quintaescencia del trabajo del emprendedor. Y al revisar uno de los famosos mantras de Jobs: “la innovación surge donde se encuentran el arte y la tecnología”, aparece un tercer personaje histórico: Pablo Picasso.

Steve Jobs recibió una fuerte influencia de los pintores del siglo XX, en particular el artista malagueño, quien inspiro los primeros logos de Apple, así como la campaña publicitaria “Thinking Different” y, aún hoy en las clases que ofrece Apple University, lo toman como referencia para el desarrollo de pensamiento de Jobs.

Una de las citas más conocidas de Picasso reza: “un pintor es un hombre que pinta lo que vende. En cambio, un artista es una persona que vende lo que pinta”. Jobs se apropió del espíritu de este adagio para combatir a Microsoft, empresa que consideraba con poca imaginación y solo manejada por vendedores. Nunca dejó de criticar a su rival con el argumento de vender productos de tercera clase con tal de apropiarse del mercado. Creía que Gates ofrecía lo que demandaba el mercado, mientras que él intercedía porque el mercado comprara sus fascinantes productos.

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Es legendaria la fuerte personalidad de Jobs y también la de Gates. Ambos eran impositivos, irascibles, irritantes, competitivos y muchas veces crueles con sus empleados. Particularmente, Jobs era un obsesivo de la perfección, lo que le hizo perder muchos de sus mejores diseñadores y directivos. Parecía cumplir al pie de la letra la máxima de Picasso cuando apuntó: “Hago lo imposible porque lo posible lo hace cualquiera”.

La visión de Jobs sobre el proceso de formular soluciones a los problemas empresariales es una de sus mayores constribuciones a la teoría de la innovación, del emprendimiento y, en general, a la doctrina de la gerencia. Con un pavor inusitado a las soluciones complejas, consideraba que la sencillez era el pináculo de la elegancia. Sin importar el campo de la práctica empresarial: el diseño, los procesos, la organización o la estrategia, la sencillez siempre fue su gran propósito.

La paradoja es que Jobs tenía una visión compleja del mundo. Presumía que no había problema sencillo y que cuando alguien lo percibía así era porque no lo entendía: “si usted mira un problema y le parece simple es porque no lo entiende. Cuando se mete en el problema ve que ciertamente es muy complicado, pero la gente que es capaz insistirá en resolverlo hasta encontrar una solución funcional, elegante y hermosa”.

Así, la búsqueda de soluciones para Jobs se divide en tres etapas: 1. la persona que tiene u observa un problema no lo entiende en toda su magnitud y supone que resolverlo es sencillo. Probablemente comenzará en el mejor de los casos, con soluciones parciales que fallan o no apropiadas y nunca óptimas. 2. La persona comienza a entender el problema en todas sus dimensiones y consecuencias. Advierte la complejidad y ofrece respuestas enredadas, inconexas que no resuelven la situación de forma efectiva. 3. Los perseverantes que insisten en encontrar una solución real, profundizan en la naturaleza del problema y, en la medida en que más lo comprenden, imaginan remedios más fáciles y elementales hasta alcanzar la elegancia de la simplicidad. Esta visión magistral de encontrar la solución más sencilla parece inspirada en la gran máxima del maestro del cubismo: “el arte es eliminar lo innecesario”.

“Más vale ser pirata que alistarse en la marina” es el “grito marcial” más conocido del cofundador de Apple. Genera discusión el verdadero significado de este aforismo, pero las interpretaciones más atinadas apuntan a que Jobs quería animar a su gente a arriesgarse. Era mejor inventar a seguir los formulismos ortodoxos de las empresas.

En los anales de la innovación y del emprendimiento las ideas son solo parte de la ecuación; la ejecución es así o más importante. Un ejemplo fue la famosa visita autorizada de Jobs al PARC de Xerox en Palo Alto, que ha sido llamada una de las mayores copias industriales de toda la historia. Jobs y sus técnicos conocieron el funcionamiento del “mouse”, la interfaz gráfica con el usuario y la posibilidad de conectar varios computadores a la vez. Estos inventos constituyeron una de las bases de la evolución de la industria de la informática en los años 80. Pero de este desarrollo no participó Xerox sino que los grandes protagonistas fueron Apple y Microsoft porque este último a su vez “fusiló” de Apple los inventos tomados de Xerox.

Y así, durante muchas oportunidades, Jobs y Gates se limitaron a poner en práctica el celebérrimo aforismo de Picasso: “los malos artistas se repiten a sí mismos, los buenos mejoran lo de los demás”.