Admira y sorpréndete

12/01/2023

Gustavo Alberto Mas
Gerente comercial de Milicic
PADE 2013

De la serie signos, les comparto algunas reflexiones sobre la admiración, la importancia de reconocer y valorar a otros. El concepto del aprecio y su vínculo con la construcción de relaciones. Mantener viva la capacidad de sorprenderse. ¡El poder del WOW! La admiración produce buenas sensaciones y tu cuerpo lo sabe.

Piensa por un momento que puedes cambiar la vida de alguien con un toque, que podrías reconocer un gesto, un comportamiento, un desempeño. ¿Qué le dirías? Tal vez sea necesario parar un instante, como si fuera posible detener el tiempo. “Realmente aprecio lo que hiciste por mí”. “Admiro la dedicación con la cual asumiste la tarea”. “Te felicito, sigue así”. “Tú puedes hacerlo, es increíble lo que has conseguido hasta ahora”. “Estoy sorprendido con los resultados que has alcanzado”. “Hubiera querido decirte esto en su momento pero no encontré las palabras y ahora que tengo la oportunidad de hacerlo te digo gracias!”… Tomó apenas unos segundos y, probablemente, tendrá un efecto residual que perdurará mucho tiempo. Cabe tal vez preguntarse si, en general tenemos conciencia de esto, por qué a veces nos cuesta tanto hacerlo. ¿Cuáles serían las razones por las cuales se habita con mayor frecuencia el espacio de la crítica, de destacar lo que falta, en lugar de admirar y reconocer lo que sí está presente? Hasta podría suceder que te invada un sentimiento de arrepentimiento por no poder ponderar a alguien que ya no está, por algo que sucedió hace tiempo.

De uno a cuatro, ¿En dónde ubicarías tu capacidad de admirar a otros? (Inusual, escasa, frecuente, habitual). Con este punto de referencia inicial, te invito a emprender un viaje de reflexión.

Palabras, expresiones y tonos de voz.

Lo que dices importa. Las palabras importan. Podrías identificar con qué frecuencia habitas el espacio de la apreciación y la admiración si piensas en los términos que utilizas. ¿Hacen parte habitual de tu repertorio o no tanto? Con papel y lápiz en mano podrías realizar el ejercicio de escribir las palabras y las expresiones que utilizas. Al hacerlo, probablemente tu mente se transporte a situaciones y momentos en los cuales sueles usar esos términos. El “¡Excelente!” de una maestra de la escuela primaria siempre me arrancaba una sonrisa y me daba ganas de seguir adelante. El signo de admiración o exclamación al final le pone el tono al texto, tanto mejor si el reconocimiento es verbal porque esa entonación rompe un poco la monotonía de los diálogos, quiebra el ambiente y lo carga de energía.

De mi estadía de muchos años en Colombia incorporé el “¡Súper!”. Una persona del equipo solía expresar con frecuencia su beneplácito usando esta palabra la cual, junto con una entonación más estridente, se transformaba en una expresión vigorosa. Además, solía darle un toque especial acompañando mi nombre. Con un “¡Súper Gustavo!” creaba un clima especial. ¿Tienes alguna palabra preferida? ¿Identificas alguna expresión predilecta? Regístrala.

Del inglés recibimos el “¡WOW!” o lo que sería nuestro “¡GUAU!” en español. Una palabra sencilla que combina la admiración con la sorpresa. A veces percibo que la vorágine y la velocidad con que se vive en estos días, nos ha hecho perder la capacidad de sorprendernos. ¿Te ha sucedido algo así últimamente? Ese “¡GUAU!” tendría el poder de producir el toque del cual hablo más arriba. Podría ser la “varita mágica”, una expresión que contiene sonoridad y movimiento. Si no hiciera parte de tu lista, tal vez podrías incorporarla, ponerla a prueba y analizar si funciona.

No solo lo que dices importa, sino cómo lo dices y con qué frecuencia. Sería posible iniciar un camino de transformación si comenzaras a verbalizar con mayor asiduidad admiración y sorpresa, fascinación y asombro. Al mismo tiempo, esa postura de valorizar al otro dejará, posiblemente en ella o él, una buena sensación y un refuerzo que podría resultarle significativo para seguir adelante.

El cuerpo y su potencialidad.

La corporalidad nos hace presentes. Nos permite ocupar el espacio en un tiempo determinado. Esa presencia y sus formas pueden acrecentar el impacto de lo que decimos. ¿Eres consciente de esto? ¿Qué gestos y posturas registras vinculadas a la admiración? Un pulgar hacia arriba, un gesto positivo con la cabeza, manos en puños con un movimiento de los brazos, una palmada en la espalda, una sonrisa abierta, un abrazo apretado… El encanto que provoca la fascinación suele impulsarnos desde nosotros mismos hacia el otro, junto con el advenimiento de un deseo de acortar las distancias y aumentar la proximidad.

La presencia física tiene tal poder de generar significado que es posible que un gesto o una postura, por si sola, baste para transmitir la idea de admiración. Y es que a veces podríamos quedarnos sin palabras. Reconocerse en esos momentos es clave para no dejar que la inhibición gane el instante con un bloqueo: tomar impulso, dar el salto y usar el cuerpo con toda su potencialidad. Podrías trazar una línea y completar tu lista de palabras con gestos y posturas corporales.

La pandemia de la COVID-19 nos expuso, de forma brutal, a la necesidad de cambiar muchos de nuestros hábitos. El aislamiento obligatorio primero y el distanciamiento prudente después, levantaron barreras, extendieron distancias y dificultaron la comunicación. Al mismo tiempo que esto ocurría, la tecnología avanzaba y permitía a las personas continuar con sus actividades y a las organizaciones mantener su funcionamiento. La comunicación se hizo más “plana”, a través de pantallas de computadores y celulares, y también “parcial” a nivel corporal, porque involucraba principalmente rostros y torsos. El poder de los gestos faciales se multiplicó al tiempo que se perdía la posibilidad de percibir la totalidad del lenguaje corporal. Sin embargo, adquirimos el recurso de poder vernos a nosotros mismos durante los intercambios, ampliando la capacidad de vincular esos gestos con reacciones y sus efectos. Optar por mantener la cámara encendida, mostrarte y verte, podría ser muy útil en el entendimiento de que el cuerpo refuerza los mensajes y que permite disponer de un espejo en vivo donde observarte en tiempo real.

La admiración es positiva y tu cuerpo lo sabe. ¡Se siente bien!

Hablando de sensaciones y emociones.

Las emociones tienen gatillos o disparadores. Aprender a identificarlos, y propiciar aquellos que nos generan sentires positivos, es parte del proceso de alcanzar la madurez emocional. No siempre es posible hacerlo pues, en lo cotidiano, estamos expuestos a variados factores que exceden nuestro control. Sin embargo, entender este mecanismo nos permitiría ir modelando nuestra emotividad. Admirar y sorprenderse, reconocer y deslumbrarse podría ubicarte en un espacio emocional energizante. Las relaciones crecen al amparo de la valoración recíproca. Los equipos se hacen grandes y más efectivos si habitan con mayor frecuencia emocionalidades expansivas que destructivas. Sobre la base de este fundamento, el llamado sería a no dejar pasar la oportunidad para admirar y reconocer. Si puedes hacerlo, hazlo. No se trata de complacencia ni de piedad, sino de hacer relevante el otro para ti. Las personas somos seres sociales, cada interrelación encierra potencialidades, y la vida podría interpretarse como un juego que nos permite ponernos una y otra vez de un lado y del lado opuesto. Como padres y como hijos; como jefe y colaborador; como instructor y aprendiz. Desde el punto de vista emocional, la admiración aparece como una oportunidad para “colorear” un vínculo. ¿Qué colores elegirías?

La invitación ahora es a concluir el ejercicio listando en una tercera columna las emociones más frecuentes que asocias a la admiración. Detente unos minutos para observar el trabajo que has realizado. ¿Cómo luce? Confronta el resultado con tu evaluación inicial. ¿Confirmas la evaluación? ¿Estás satisfecho o consideras de valor emprender un desplazamiento?

El valor de un “Like”.

Con palabras, gestos y emociones es posible hacer magia. Un toque mágico de admiración y reconocimiento tiene el poder de producir un impacto positivo y perdurable. La fascinación y el asombro alimentan una fuerza que nos alienta a salir de nosotros mismos para destacar a otro y hacerlo relevante. El tono de la conversación podría cambiar y la proximidad física acortaría distancias permitiendo colorear los vínculos con una emocionalidad expansiva. Reparar en estos detalles podría habilitar la propia transformación y un elogio auténtico impulsaría a otros a seguir adelante. ¡Admira y sorpréndete al dar un “LIKE”!

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