Gustavo Mas
PADE de Inalde
La distinción que les propongo analizar en estar tercera entrega tiene que ver con algo con lo que convivimos a diario. Lo que hacemos bien y lo que nos sale mal. La confrontación permanente con los resultados de nuestro actuar. Si bien en algunos deportes, y en la vida también podría aplicar, el empate es un resultado posible, la mayoría de las veces nos enfrentamos con la dicotomía de ganar o perder. Esto genera presión, estrés, ansiedad y, a depender del desenlace, alegría y excitación o tristeza y depresión. Vivimos entre esos extremos.
Además, el hecho de que la velocidad de nuestro devenir parece haberse incrementado, hace que casi no haya tiempo para celebrar los triunfos o para hacer el necesario duelo de las derrotas. En ese flujo continuo, podríamos perder el rumbo, dejar caer cosas importantes en nuestras relaciones personales y profesionales, hacernos daño y dañar a otros. Si la ambición es el equilibrio, ¿Cómo podríamos alcanzarlo apropiándonos de esta distinción? Te invito a transitar juntos este camino.
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