Carlos Francisco Restrepo Palacio
PDD de INALDE
Un artesano es maestro de la transformación. Toma lo simple y lo vuelve único. Usa lo que sabe, lo que imagina, lo que siente, lo que recuerda. Crea desde sus limitaciones y fortalezas. Con paciencia, pasión y sabiduría, su obra transmite identidad, valor y belleza. Todo artesano es artista, y todo artista, artesano. Su labor conserva siempre un valor artesanal que lo distingue.
¿Puede decirse lo mismo de la inteligencia artificial (IA)? Aunque poderosa y útil, la IA es otra cosa. Su impacto es enorme: un estudio de Harvard y el Banco de la Reserva Federal de St. Louis indica que, dos años después del lanzamiento de ChatGPT, el 39 % de los adultos estadounidenses ya había usado IA generativa. En comparación, Internet tardó cinco años en alcanzar el 20 %.
Figuras como Bill Gates han advertido sobre su potencial para reemplazar empleos. Elon Musk fue más allá: “Llegará un punto en el que no se necesitará ningún trabajo”. Geoffrey Hinton, pionero del aprendizaje profundo, expresó su preocupación por los trabajos rutinarios. Incluso Sam Altman, CEO de OpenAI, reconoció que muchos trabajos desaparecerán.
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