BlogGustavo Mas
PADE de INALDE
Facilitar, inspirar, ser una guía. Escuchar, simplemente. Un consejo sabio. Un cuestionamiento desinteresado. Una voz de aliento. Estar cuando se necesita. Mostrar posibilidades. Dar el ejemplo. Parecen cosas sencillas, cotidianas. Difícilmente puedas asignarles un precio, sin embargo, son muy valiosas. Probablemente, todos tuvimos alguien que nos ayudó en los momentos difíciles, que nos marcó con su presencia en nuestras vidas.
De la misma forma y, aunque a veces no resulte tan evidente, cada uno de nosotros también ha tenido la oportunidad de cumplir ese rol, consciente o inconscientemente. A seguir una reflexión sobre el tema mentores y una invitación a mirar a nuestro alrededor para reconocer lo importante que podemos llegar a ser para los demás.
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Padres, hermanos, familiares. El círculo íntimo.
En el círculo íntimo de las familias, yacen los ejemplos más habituales de mentoría, apoyo y facilitación de crecimiento, desarrollo y desempeño. Los casos habituales conducen a la figura paterna, vinculada generalmente al espíritu de trabajo, de sacrificio, a la noción de servicio. También a la figura materna, habitualmente relacionada con el amor, la incondicionalidad, la sensibilidad y la creatividad. En los hermanos y hermanas, con frecuencia los mayores, se aprecia el soporte y la contención.
Ampliando el foco, muchas veces encontramos a los abuelos y abuelas tomando la posta de un sostén cariñoso que se basa en la experiencia que solo dan los años y los kilómetros recorridos. Los tíos y las tías, los primos y las primas, muchas veces marcan un espacio que mezcla una aspiración que moviliza y paralelos que se retroalimentan.
La familia es el sitio más genuino, al cual puede volverse una y otra vez. Los brazos siempre estarán abiertos. Pero, al mismo tiempo, hay una lógica de condiciones y contraprestaciones. De que ese amor incondicional debe ser correspondido, en algún momento, de alguna forma, de que esa prontitud y disposición tendrá una retribución, cuando te toque a ti mismo ser el referente de sustento y de amparo.
Amigos. La sucursal de uno mismo.
Los amigos se eligen. En la simpleza de esta afirmación yace la energía de uno de los vínculos más preciados que nos regala el existir. En el amigo y la amiga encontramos refugio y consuelo, pero también apoyo y auxilio. Es una relación que se funda en la confianza y como tal debe ser alimentada. Tener amigos es como contar con sucursales de uno mismo, con espejos donde mirarse, con cobijos donde guarecerse. Una charla en la amistad fortalece, anima contrapuntos y suele abrir horizontes que antes no considerábamos.
Es difícil imaginar cómo sería la vida sin esos compañeros de ruta, sin esos espacios de escucha y contención, sin esas recomendaciones y sugerencias desinteresadas que destraban los más complejos acertijos que nos impone la realidad. Por fortuna, tener y hacer amigos es siempre una opción que está disponible. La amistad es una construcción conjunta, un reparo utilizable y una potencia que empuja y fomenta.
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Profesores, entrenadores y jefes. Una guía.
Quizás el gesto que más identifica a este grupo es el de mostrar el camino. Tal vez la figura que más los representa es la de ser guías. La transmisión de conocimientos y experiencias se sostiene en la sabiduría que, de una u otra forma, profesores, entrenadores y jefes comparten. En un presente en que la diseminación del conocimiento ha explotado por la internet y las redes sociales, no consigo imaginar un mundo sin estos actores. Es posible que sus habilidades se adapten, pero su rol permanecerá intacto.
Recuerda situaciones en tu devenir. En el ámbito académico, en el deporte, en el trabajo. ¿Qué te inspiró de estas figuras? ¿En qué factor residía el sentimiento de admiración hacia ellos? En esta consideración encontrarás la esencia. El ejemplo y la referencia seguramente aparecerán con nitidez. Un punto en el cual enfocar la mirada. El estímulo a la mejora y al esfuerzo aparecen habitualmente, junto con el aliento y el impulso para la superación.
La espiritualidad. Refugio y fuente de poder.
En la espiritualidad y la fe muchas personas encuentran abrigo. En el misticismo algunos fundan su fuente de poder. La introspección es un ejercicio poderoso. Encontrarse con uno mismo es una ocasión decisiva. La reflexión es una herramienta fantástica de aprendizaje a la cual siempre se puede recurrir. La tranquilidad de la mañana o el silencio de la noche pueden resultar propicios. Desde el sostén que otorga la fortaleza del alma, hasta la profunda inspiración de tener un propósito de vida definido, la espiritualidad es un valor que alimenta la autoconfianza y genera fuerzas para superar los obstáculos más encumbrados.
La meditación es un mecanismo muy útil. Adquirirla supone un ejercitamiento. Mas recientemente técnicas como el Mindfulness están disponibles en múltiples formatos y la ayuda profesional podría aportar elementos y rutinas que han sido elaborados para facilitar estas instancias. Prueba, intenta y abraza el espacio que te otorgue mayor comodidad y bienestar. Se tu propio mentor.
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Un camino para trascender.
Ser importante para otros es acaso la síntesis más destacada de la mentoría. Tal vez, al terminar este artículo, estés descubriendo que has sido mentor sin darte cuenta, sin habértelo propuesto. Podría ser también que estés apreciando el fantástico apoyo que otras personas te han regalado. Sin lugar a duda, ser mentor, ejemplo o referente, son componentes que hacen parte de la construcción del camino a la trascendencia.
¿Cómo te gustaría ser recordado cuando ya no estés? Te invito a tomar unos minutos y a escribir algunas ideas en relación con esto. Luego puedes contemplarlas con tranquilidad. ¿Qué pensamientos han surgido? ¿Cómo te sientes al repasarlos? ¿Estás lejos de alcanzarlos o te ves en el camino? ¿Puedes identificar una, dos o tres cosas que podrías empezar o continuar haciendo hoy, mañana o la semana próxima? De estas motivaciones se nutre la posibilidad de trascender y, probablemente en la mentoría, yacen algunas de las oportunidades que has identificado.
Proyectarse en otros es el camino a la inmortalidad. Tus obras hablarán por ti. Tus legados personales, inclusive en beneficio de personas que ni siquiera has llegado a conocer profundamente, construirán tu trascendencia. Una simple conversación, un abrazo sentido o un acompañamiento con una escucha profunda, podrían cambiar el destino de alguien para siempre.
