STEM = SCIENCE, TECHNOLOGY, ENGINEERING AND MATHEMATICS
Este vistazo al panorama del emprendimiento femenino en América Latina plantea tanto los desafíos como las oportunidades que requieren del concurso de gobiernos e instituciones privadas, para que la región potencie su crecimiento con el aporte de las mujeres dedicadas a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
De acuerdo con el Global Entrepreneurship Index 2018, el emprendimiento mejora las economías y la vida de las personas crea fuentes de trabajo, soluciona problemas, desarrolla tecnología que mejora la eficiencia y el intercambio de ideas a escala global. Asimismo, asegura que muchas de las condiciones que permiten el mejoramiento del emprendimiento también ayude a la economía en general, e incrementen el porcentaje de ganancias provenientes del apoyo al emprendimiento.
En la misma línea, el BID Lab en su informe de 2015 enfatiza que las mujeres emprendedoras ofrecen un fuerte potencial para contribuir a la generación de empleo, al crecimiento y a la competitividad. Las mujeres emprendedoras tienen, según el mismo documento, el potencial para promover el crecimiento económico mediante los nuevos empleos e ingresos que generan con sus micro, pequeños y medianos emprendimientos.
Sin embargo, esta posibilidad encuentra, además de los obstáculos que comparten con los varones que desean emprender, los que conllevan por ser mujeres.
Según datos del Banco Mundial, si bien las mujeres representan el 40 % de la población económicamente activa en América Latina, su participación como emprendedoras no supera el 15 %. Y estas dificultades se agudizan según el sector del que se hable. En lo que se refiere a los emprendimientos en STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés) los obstáculos aparecen más grandes. Entre las razones para ello está lo que los estudiosos, políticos y profesionales desde hace varias décadas denominan: “STEM leaky pipeline”, es decir, el reducido número de mujeres que acceden a estas carreras o que se quedan en el camino por motivos como la imagen poco atractiva de las carreras mencionadas, la falta de orientación informada y de modelos de rol positivos de mujeres con estas carreras, los estereotipos de género, la falta de confianza en mujeres que estudien carreras STEM, entre otros (Fuentes y Sánchez, 2010).