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Conversaciones Esenciales Parte II: Agradecer

Blog Alumni
18/10/2023
Conversaciones Esenciales Parte II: agradecer

Gustavo Mas
PADE 2013

Sobre los distintos tipos de conversaciones, en particular las que llamo “conversaciones esenciales”. Lo que cada una pone en juego. Las emociones que emergen. Los riesgos y las posibilidades. Las distinciones que marcan la diferencia. En esta segunda entrega hablaremos acerca de agradecer. Una acción voluntaria que es manifestación de la condición humana. Un gesto sincero, más allá de lo obvio, que valoriza al otro y su esfuerzo. Una palabra que no es de cortesía sino que se expresa de corazón.

El ritmo de la vida se ha acelerado. Es una expresión que hace parte de lo cotidiano, que escuchamos a diario. Que el tiempo no alcanza. Nos queda corto el día para atender todas las rutinas que hemos diseñado e incorporado.

En ese frenesí de conversaciones entrecortadas, de corridas matutinas, de jornadas interminables de trabajo y de noches de desvelo, muchas veces pasamos por alto la existencia del otro, de su individualidad y autonomía y de las actitudes y cosas que recibimos, muchas veces descontando que es un derecho que tenemos o una obligación de la otra parte concederlas u otorgarlas. Muy posiblemente haya algo de eso pero, probablemente, haya también acciones y concesiones que recibimos por la pura liberalidad y voluntariedad del otro y que merecen una reacción.

Ese retorno del cual hablo tiene que ver con agradecer, con la gratitud y con ser agradecido. A seguir tocaremos el tema de esta conversación esencial que eleva al hombre en su carácter y condición humana.

Más allá de la cortesía y los derechos.

Ese “gracias” automático, que usamos como un latiguillo, no es aquello sobre lo cual planteo el tema. Hace parte de la buena educación en el trato diario y está muy bien. En cambio, me gustaría llevar esta reflexión unos pasos más allá. Tampoco alcanza a los espacios de un nexo en el cual priva el derecho de recibir y la obligación de dar, por ejemplo derechos establecidos por leyes u obligaciones contractuales.

El ámbito que quisiera abordar, tiene que ver con el recibir desde el no tener o no poder. Desde una genuina necesidad, por un lado y que se vincula a un ejercicio voluntario y libre de quien puede concederlo, por otro.

Es en ese intercambio que se genera la oportunidad, no la obligación, de agradecer. Y digo esto porque la obligación degrada el acto. Cuando se aprecia de corazón la liberalidad de alguien, que bien podría no haber concedido lo que necesitas, es cuando se enaltece esa acción. La conexión que establece un agradecimiento auténtico fortalece la relación entre las dos personas y la proyecta a futuro.

En ese devenir constante en que se ha transformado la vida, podría ocurrir que pases por alto la oportunidad de agradecer. Inclusive es posible que, en un extremo, tu menosprecio pueda afectar la relación. Entre el gracias automático y el olvido de agradecer es que “jugamos el partido” estos días y el que podríamos apreciar de una forma distinta si reconocemos el impacto que un sentido agradecimiento es capaz de generar en nuestros vínculos.

¿Qué podrías perder? No esperes algo a cambio. Hazlo por ti. Desde ti. Deja esa señal. Tiene tu mano. Mira a los ojos. Conecta. Habla desde tu interior y permite que suceda.

Una valorización genuina del otro.

Una conversación es como un movimiento, de ir y venir, con sus ritmos y sus pausas. Desde la humildad de un agradecimiento sincero se produce una valorización genuina del otro. Y es importante destacar la característica de gratuidad del agradecer, en un mundo cada vez más marcado por las transacciones. Es una valorización que se aleja de la lógica de precio. Precio no es valor y el tema que estamos tocando permite hacer evidente esa distinción.

En la asimetría que plantea el dar, desde el tener y el poder, a otro que necesita, está la grandeza de las personas que toman esas iniciativas. Y son esa humidad y esa grandeza, como contrapartidas que se atraen recíprocamente en un sentido agradecimiento, las que potencian los lazos personales, de equipos y de empresas enalteciendo las posibilidades de colaboración para la co-construcción de un futuro mejor.

La emocionalidad que emerge de este tipo de interacciones suele ser positiva. Porque enaltece al otro. Porque ilumina el momento. Genera un ambiente de expansión. Es posible sentir que el cuerpo se eleva y, el choque de manos o un abrazo, suelen completar el efecto “químico” que se experimenta.

Cuando estos días se nos presenta la duda de hasta dónde podrá llegar el impacto de la Inteligencia Artificial en nuestras vidas pienso en este tipo de situaciones, vinculadas al agradecer y concluyo que las relaciones humanas estarán siempre un paso más allá, un escalón más arriba, habilitando los límites del infinito, a través de la construcción colaborativa de la realidad. La historia así lo demuestra, más allá de los avatares que hemos sufrido, muchas veces auto infringidos.

Desde el agradecer, aprecia. Desde la gratitud, valora. Con esa actitud, edifica relaciones. Con esa positividad, transmite grandeza, valora y engrandece al otro.

El milagro de la vida.

Hace parte de las conversaciones esenciales lo que “conversamos” con nosotros mismos. Aquellas cosas que pensamos y elaboramos en nuestra mente, las que flotan en nuestros pensamientos y las que transitan en nuestras emociones. En este punto, me gustaría enmarcar el agradecimiento por la propia existencia.

La gratitud por vivir cada día, un día más. Todo lo que tenemos aún en la ausencia de todo. Cada instante que podemos disfrutar junto a nuestros seres queridos. Cada jornada que podemos transcurrir haciendo lo que nos gusta hacer.

Nuestro trabajo y nuestros placeres. Nuestras obligaciones y nuestros pasatiempos. Atender nuestra individualidad y contribuir para la construcción del tejido social. Podríamos decir que ser agradecido es una postura frente a la vida, la cual tampoco es automática.

Podríamos hacer hincapié en todo lo que nos falta, en lo que no tenemos, en las ausencias y en los sinsabores cotidianos. Pero el milagro de la vida merece agradecer. Además, porque cada jornada es una oportunidad de intentar, de ser mejores y de alcanzar nuestros sueños. Más allá de las creencias religiosas, del objetivo de tu adoración, cabe cerrar los ojos, respirar profundo, llevar las manos al corazón o al cielo y agradecer por existir.

Nunca es tarde.

Si agradecer te hace más persona, agradece más. Si agradecer fortalece tus vínculos, agradece más. Si agradecer te hace sentir bien a ti, imagina el valor que le dará el otro: agradece más. No dejes escapar la oportunidad de ser agradecido, esta eleva tu condición de ser humano.

Desde tu limitación y necesidad abre el espacio para un actuar humilde. El tiempo o el momento no son excusas. Y aunque lo ideal sería entregar tu gesto de gratitud de forma oportuna, nunca es tarde para agradecer. Ahora mismo podría ser un buen momento para hacerlo.

¿Que son conversaciones esenciales?

Son aquellas que se dan en momentos importantes, en instantes de definición. Aquellas que tienen la potencialidad de cambiar, de transformar la realidad, las posibilidades y los riesgos. Pueden presentarse cubiertas de trivialidad sin embargo, podrían acabar siendo difíciles de iniciar, de sostener y de conducir hacia una conclusión efectiva.

Son conversaciones en las que nos ponemos en juego como personas, con toda nuestra humanidad, frágil y poderosa al mismo tiempo. Son intercambios en los que el diseño previo y la preparación tienen su papel, pero que a veces demandan flexibilidad y adaptación porque están cargadas de una emocionalidad que puede copar el momento.

Distinguirlas y valorizarlas en toda su potencialidad, es un ejercicio de permanente aprendizaje. Cada día presenta un sinnúmero de oportunidades para llevarlas a la práctica y crecer como personas.