María Piedad López, profesora y directora del Family Business Center de INALDE, participó en el conversatorio ‘¿Cómo potenciar el legado en la empresa familiar?’ junto con Elizabeth Bagger, consejera internacional de empresas familiares y familias empresarias y César Cáceres, director del Centro de Familias Empresarias y Empresas Familiares de la Universidad de Piura.
Durante el conversatorio, moderado por Luccia Reynoso, consejera del Instituto Latinoamericano de la Empresa Familiar – ILAEF, los panelistas reflexionaron sobre los resultados del último reporte del STEP Project Global Consortium – SPGC y explicaron cómo el legado no solo debe verse como un reflejo del pasado, sino como un eje central para el futuro de la empresa y la familia.
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La relevancia del legado en la empresa familiar
María Piedad resaltó que la importancia del legado en la empresa familiar se centra en su capacidad para definir la identidad de la organización. En este sentido afirmó que: “El legado es una combinación de activos tangibles como el patrimonio e intangibles como valores y creencias que marca no solo el presente de la organización, sino también el impacto en las siguientes generaciones.”
Innovación y diversidad en las empresas familiares
Nuestra profesora destacó que las familias que valoran su legado son más innovadoras y toman mejores decisiones, integrando a nuevas generaciones y promoviendo la diversidad. “A medida que pasan las generaciones, el legado social e identitario cobra más importancia que el material, equilibrando tradición y progreso”, señaló.
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El legado como motor de crecimiento para las familias empresarias
A su vez, María Piedad aseguró que: “la propiedad psicológica es clave para medir si las nuevas generaciones sienten el legado familiar como propio. “Este sentimiento depende de conocer bien la empresa, invertir tiempo en ella y participar en la toma de decisiones. Sin estos elementos, es probable que no se sientan conectados con el legado”.
El conversatorio fue una gran oportunidad para entender cómo el legado puede ser un motor de crecimiento y cohesión en las familias empresarias, fortaleciendo la continuidad del negocio a lo largo de las generaciones y asegurando no sólo el futuro de la empresa sino también su impacto en la sociedad.
