Si todas las empresas tienen una junta directiva, entonces, ¿la mía debe tenerla? La respuesta es: no siempre, por una sencilla razón: no podemos gestionar una organización de la misma manera como se gestiona otra.
En las organizaciones hay tres tipos de juntas directivas: las que funcionan bien, las que creen que funcionan bien y aquellas en las que -claramente- se pierde el tiempo.