Realidades y desafíos de los emprendimientos de mujeres en áreas STEM

10/04/2023

STEM = SCIENCE, TECHNOLOGY, ENGINEERING AND MATHEMATICS

Este vistazo al panorama del emprendimiento femenino en América Latina plantea tanto los desafíos como las oportunidades que requieren del concurso de gobiernos e instituciones privadas, para que la región potencie su crecimiento con el aporte de las mujeres dedicadas a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.

De acuerdo con el Global Entrepreneurship Index 2018, el emprendimiento mejora las economías y la vida de las personas crea fuentes de trabajo, soluciona problemas, desarrolla tecnología que mejora la eficiencia y el intercambio de ideas a escala global. Asimismo, asegura que muchas de las condiciones que permiten el mejoramiento del emprendimiento también ayude a la economía en general, e incrementen el porcentaje de ganancias provenientes del apoyo al emprendimiento.

En la misma línea, el BID Lab en su informe de 2015 enfatiza que las mujeres emprendedoras ofrecen un fuerte potencial para contribuir a la generación de empleo, al crecimiento y a la competitividad. Las mujeres emprendedoras tienen, según el mismo documento, el potencial para promover el crecimiento económico mediante los nuevos empleos e ingresos que generan con sus micro, pequeños y medianos emprendimientos.

Sin embargo, esta posibilidad encuentra, además de los obstáculos que comparten con los varones que desean emprender, los que conllevan por ser mujeres.

Según datos del Banco Mundial, si bien las mujeres representan el 40 % de la población económicamente activa en América Latina, su participación como emprendedoras no supera el 15 %. Y estas dificultades se agudizan según el sector del que se hable. En lo que se refiere a los emprendimientos en STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés) los obstáculos aparecen más grandes. Entre las razones para ello está lo que los estudiosos, políticos y profesionales desde hace varias décadas denominan: “STEM leaky pipeline”, es decir, el reducido número de mujeres que acceden a estas carreras o que se quedan en el camino por motivos como la imagen poco atractiva de las carreras mencionadas, la falta de orientación informada y de modelos de rol positivos de mujeres con estas carreras, los estereotipos de género, la falta de confianza en mujeres que estudien carreras STEM, entre otros (Fuentes y Sánchez, 2010).

Por su parte, ONU Mujeres (2019), en el marco del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, confirma y alerta sobre las consecuencias de esta situación: “Cuando comienza la Cuarta Revolución Industrial, las mujeres aún tienen menos de dos tercios de la oportunidad económica que los hombres”. Los empleos del futuro serán impulsados por la tecnología y la innovación. Si la brecha de género en STEM no se soluciona pronto es probable que, en general, se amplíe.

Por eso los países están mirando modos de mejorar la situación. Esto pasa por identificar las barreras y circunstancias que enfrentan los emprendimientos de mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas. En América Latina, la iniciativa WISE (Women in Science Entrepreneurship), Mujeres en Emprendimientos de Ciencia, que busca apoyar el desarrollo de estos emprendimientos, realizó una encuesta, con este fin en cuatro países de la región: Argentina, Colombia, Ecuador y Perú. En esa encuesta los principales obstáculos para emprender identificados por las mujeres STEM son: la dificultad para obtener financiamiento, la falta de equipo de trabajo, la falta de habilidades comerciales y la falta de contactos/red de apoyo (Encuesta programa Wise).

Una pregunta que cabe hacerse es: ¿cómo identificar indicadores para conocer la salud de un ecosistema favorable para el emprendimiento y en concreto el de mujeres?

El informe del Foro Económico Mundial (2018), para el armado de su índice global sobre paridad de género, utiliza subindicadores vinculados a las oportunidades económicas y posibilidades de progreso profesional de las mujeres, el de participación y oportunidad, y el indicador de paridad de género de empresas con dueñas mujeres. Los resultados de estos indicadores para 2018 muestran que existen brechas de género significativas a la hora de hablar de posibilidades de desarrollo femenino desde una perspectiva económica y profesional. Si observamos ese índice y buscamos Colombia, 39 en el ranking global, encontramos que tiene un valor de brecha de género de 0,733, lo que significa que le queda una brecha de aproximadamente 37 % para llegar a la paridad de género. Por otra parte, The Global Entrepreneurship and Development Institute (GEDI), que mide la salud del ecosistema emprendedor en un país y luego lo compara con los demás países ubica a Colombia entre 137 países, en el puesto 47 . Este mismo instituto también elabora el Female Entrepreneurship Index (FEI) y en su informe del 2015 mostró a Colombia, en el puesto 29 de su análisis sobre emprendimiento femenino.

Si ampliamos la mirada a la región, América Latina muestra índices más elevados de mujeres emprendedoras y una menor brecha de participación entre hombres y mujeres emprendedoras que otras regiones. No obstante, la gran mayoría de las empresas de la región que son dirigidas por mujeres no consiguen crecer más allá de la categoría de microempresas o salir de la economía informal, lo cual reduce el potencial de ingresos de estos negocios (informe del BID). En materia de emprendimiento, a escala regional, Chile y Colombia se destacan como los países más emprendedores o, dicho de otro modo, en donde el “ecosistema emprendedor es más saludable”. Esto sucede tanto al hacer un análisis general como, en particular, al analizar con perspectiva de género.

No sorprende, pues, que en la encuesta llevada a cabo por la iniciativa WISE en los cuatro países mencionados, casi el 52 % de las mujeres STEM encuestadas consideren que el actual contexto ofrece oportunidades para que las mujeres emprendan y se desarrollen (62 % Perú, 18 % Colombia y 12 % Argentina). Además, indican respecto de las políticas de promoción y fomento para iniciar o impulsar un emprendimiento, que aquellas relacionadas con las becas, el asesoramiento técnico de organizaciones civiles y la asistencia financiera estatal resultan las de mayor utilidad.

En esa misma encuesta, las mujeres emprendedoras señalan que las actividades de formación específica orientadas a la creación de empresas y al desarrollo de la actividad emprendedora más utilizadas por ellas, fueron las relacionadas con testimonios de emprendedores y empresarios (49 %), actividades para la generación de ideas de negocio (40 %) y dinámicas enfocadas en el desarrollo de la creatividad e innovación (39 %). Si uno se pregunta por qué la actividad de formación más nombrada es la de testimonios de emprendedores y empresarios, una posible respuesta es que las personas buscan conocer cómo lo consiguieron esos emprendedores y empresarios.

Pero también es importante tener en cuenta que existe un número reducido de mujeres emprendedoras y empresarias y que según la encuesta de Wise, un 45 % de las mujeres STEM encuestadas no conocen emprendimientos de base STEM liderados por alguna mujer. Esto quiere decir que la mayoría de los testimonios de emprendedores y empresarios son varones. Y existen varios elementos en que varones y mujeres difieren. Entre los principales están los estereotipos culturales, entre los que se destaca la doble jornada para las mujeres, es decir, el trabajo de cuidado que realizan las mujeres, que se añade a la jornada laboral y que no es un tema entre los varones. Además, difieren en lo que se refiere a los factores que más valoran las mujeres STEM. Ellas mencionan que los factores que más valoran son: 1) Libertad para elegir la actividad a desarrollar. 2) Autorrealización. 3) Flexibilidad horaria. Por ello, si bien puede ayudar mucho el conocer cómo lo consiguieron los varones emprendedores y empresarios, existe la dificultad de encajar en esas experiencias las realidades de las mujeres que quieren emprender.

Como afirma el documento “Protagonistas del futuro: Emprendedoras STEM en América Latina”, “los prejuicios y estereotipos de género constituyen una enfermedad cultural de larga data. Dar visibilidad de ejemplos que inspiren es un primer paso para promover en las niñas, adolescentes y mujeres, el interés por el ámbito STEM, el desarrollo de la autoestima y la confianza, la importancia de la asociatividad y, fundamentalmente, a ver al emprendimiento como la herramienta que posibilite la solución a los problemas que las rodean” (p. 136).

En América Latina, el emprendimiento constituye una vía potencial y práctica hacia la independencia económica de la mujer. Las mujeres emprendedoras ofrecen un fuerte potencial de contribuir a la generación de empleo, el crecimiento y la competitividad. Pero para conseguirlo se necesita del aporte de las partes que integran el ecosistema, de modo que no se desperdicie el potencial del emprendimiento femenino en STEM.

Referencias en: Revista INALDE Edición 54. Realidades y desafíos de los emprendimientos de mujeres en áreas STEM. Pag (17, 18, 20 y 21).

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