Andrés Ávila Niño
Executive MBA 2001
En días pasados, estuve pensando sobre aquellas cosas que hacen que los momentos sean únicos, y haciendo flash backs siempre salía un elemento en común: hacer las cosas cuando deben hacerse, en el momento justo, indicado y adecuado.
Es que reflexionaba acerca de que, a pesar de emprender grandes esfuerzos, muchas empresas, sueños y aspiraciones se ven truncadas por el simple hecho de no ejercer las acciones necesarias en el momento en que las sentimos o en el que debería ser.
Me explico: es muy diferente que tu llegues o llames a celebrar el cumpleaños de tu novia o mamá efectivamente el día de su cumpleaños a que lo hagas una semana después, el ejemplo parece bobo, pero si lo pensamos, hace todo el sentido, tienen mucho más valor las acciones en el momento justo que aquellas que se aplazan o no se ejecutan en su momento
Esto aplica para todo en la vida: ¿Cuántas veces hemos tenido una idea poderosa y simplemente dejamos pasar el tiempo buscando el momento adecuado para luego ver cómo otro la ejecuta y hace lo que pensábamos hacer?
¡El momento adecuado no existe, solo contamos con el ahora!
Ese dicho del colegio de "el que no da el beso, lo ve dar" es muy cierto y de alguna manera nos da una luz de preparación hacía lo que es la vida en sí.
Es por eso que hoy los invito a lanzarnos en la vida a hacer y no arrepentirnos por dejar de hacer, que quizá es el arrepentimiento que más pesa.
Este país necesita más gente lanzada y menos procastinadora. Si bien los colombianos nos caracterizamos por nuestra energía, positivismo y "berraquera", esto solo nos ayudará si lo acompañamos de acción y de acción en el momento justo y apropiado.
