Gustavo Mas
PADE de INALDE
Esta fotografía es de mis hijos. Tiene ya algunos años. Con el tiempo, he adquirido el hábito de retratarlos mirando paisajes y horizontes. A través de estas imágenes, contemplo el transcurrir de la vida y, observar el tamaño y el desarrollo que han alcanzado, es la mejor muestra del trabajo de mamá y papá que junto a mi esposa hemos realizado.
Transmitir a los hijos educación y valores nunca ha sido sencillo. Pienso que la virtualidad con la que vivimos hoy nos ha traído un sinnúmero de beneficios, pero nos ha dejado a cambio un alejamiento personal que resulta ser una barrera adicional para establecer una comunicación fluida. Es esa misma situación, amplificada por las nuevas tendencias del trabajo remoto, la que nos plantea retos renovados en las organizaciones en las que actuamos.
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Tener la capacidad de mirar hacia adelante es algo que se adquiere. El presente tiene una masa enorme y esa fuerza ineludible drena nuestras energías. Definir metas de largo plazo permite orientar esfuerzos, funciona como un catalizador de la atención y resulta ser algo muy valioso cuando impera la crisis, pues ayuda a mantener el foco en el curso deseado. Esto resulta válido tanto para personas como para empresas, ya que el largo plazo se construye, sin pausa, con las acciones cotidianas.
La transmisión de conocimientos de padres a hijos se basa, principalmente en la experiencia. Ahora bien, el futuro no necesariamente replicará las condiciones ya vividas. Por lo tanto, resultará fundamental ayudarles a armar una mochila con herramientas que puedan usar en caso de necesidad. La humildad es la actitud esencial que les recomendamos llevar siempre con ellos, más el consejo de que cuenten el uno con el otro ya que, como mamá y papá, no estaremos para siempre.
Los momentos difíciles se transforman, generalmente, en impulsores que permiten superar los obstáculos más encumbrados. A mayor dificultad, mayor es la fuerza centrífuga que contribuye a mantenernos unidos. Esa unión es la que multiplica las capacidades y nos hace más fuertes. A nivel empresarial, pocas motivaciones son tan aglutinadoras como tener un objetivo en común, siendo este un elemento que es útil identificar al definir estrategias, frente a metas y cursos de acción desafiantes.
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Mantener el foco de largo plazo y aprovechar la concentración de energía que provoca la crisis, son dos elementos que se retroalimentan entre sí. Es un superpoder que se configura de tanto en tanto. Saber de su existencia es clave para no desaprovecharlo. Su duración es limitada, inversamente proporcional al tamaño de la fuerza que genera. Como padres y directivos tenemos la responsabilidad de distinguir esta capacidad.
La familia es la célula básica de la sociedad y, a su vez, la empresa lo es de los negocios, constituyendo ámbitos que dan origen a analogías relevantes. Los animo a buscar en sus memorias aquellas situaciones que los llevaron al límite de sus fuerzas y a pensar cómo fueron capaces de salir adelante. Tomar un minuto para compartir esas reflexiones con alguien más les permitirá conocer historias increíbles de superación y encontrar algunas respuestas que individualmente no habían imaginado. ¡Manos a la obra!