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SAMASOURCE: La “desracionalización” de las métricas empresariales, gracias a la pasión femenina

Dirección de Empresas
17/03/2020

Las empresas nos hemos acostumbrado a medir los éxitos por unas variables llenas de racionalidad. Las hormonas que circulan por el torrente sanguíneo de las empresas se orientan a ratios financieros, variables de ventas, eficiencia interna, productividad, crecimiento entre otras.

Cuando las empresas han adoptado estrategias centradas en el ser humano, sea hacia su interior o hacia sus propios clientes, han pasado de algunas métricas vanidosas como el crecimiento en ventas a otras más profundas como aquellas que premian la lealtad de un consumidor o de un colaborador como lo permite el indicador NPS (Net Promoter Score).

Sin embargo, estas últimas siguen representando el uso de moléculas dentro de los organismos corporativos, enfocadas a un buen mantenimiento del sistema para ser el “mister universo”, con una fina tonada muscular dentro del contexto empresarial.

La enorme competencia vivida en cada una de las industrias hace que las empresas caigan en fortalecer las métricas de crecimiento empresarial con las estrategias que se puedan gestionar para dicho fin, desconociendo el verdadero impacto, sea positivo o negativo hacia todo el ecosistema que gobierne cualquier corporación.

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Si un directivo, por ejemplo, baja o sube un salario, su métrica principal se estructura en el sistema de costos de un PyG o en los planes de negocio proyectados, pero jamás han medido el impacto que representa este hecho tan sensible, para el colaborador, su familia, su profesión o su entorno.

Por más que repitamos en la visión, misión o cualquier estamento empresarial que la empresa está centrada en la satisfacción de sus colaboradores o clientes, debe ser más reflexiva en incluir impactos reales de satisfacción, porque esta jamás se notará en ninguna de las variables de los estados financieros o en sus scorecard actualmente diseñados.

Asimismo, si un área de sourcing, compras o abastecimiento en una gran compañía, hace una muy buena negociación con un proveedor de tamaño pequeño o mediano bajando el precio de su servicio, seguro que celebrarán dicha situación como un triunfo de reducción de costos e incremento de su utilidad, la cual se verá representada en importantes bonos.

¿Sin embargo, estas áreas han sido consientes del impacto de lo que esto representa en una sociedad llena de PYMES?

El mundo digital permite medir impactos reales en el mismo corazón de un ser humano a través de parámetros objetivos. Este debería ser el camino empresarial para que toda acción, estrategia, plan o modelo de negocio incluya reglas que impacten fibras emocionales, las cuales sin lugar a duda son las que conforman una verdadera satisfacción.

La importancia de incluir mujeres en el staff directivo facilita la inclusión de este tipo de métricas, por tener la capacidad de ver y construir elementos emocionales en combinación con los racionales que sostengan una verdadera unidad empresarial a todos quienes la conforman.

SAMASOURCE es una empresa cuyo nombre viene del Sánscrito “SAMA” que significa igual y SOURCE, del inglés fuente o proveedor. Este es un modelo digital diseñado hacia la igualdad del ecosistema prestador del servicio que, en este caso, son productos digitales como curación de datos, etiquetado de fotos o anotación de imágenes para empresas con tecnologías robustas de inteligencia artificial o big data, pero que requieren de apoyo humano tercerizado a Samasource para editar, auditar o calificar la calidad de billones de imágenes o datos a empresas como Google, Intuit, Walmart, Cisco, Microsoft, TripAdvisor, Wokswagen, Xbox, Dropbox, Marriot, Panasonic entre otras.

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Esta empresa provee servicios digitales a estas grandes compañías a través de una plataforma, la cual prima de forma absoluta que dichos terceros sean proveedores llamados laboratorios (por ejemplo: cafés locales) para que, a su vez, contraten colaboradores en condición de extrema pobreza. Es decir, quién termina ejecutando el servicio tercerizado por grandes compañías digitales, es una persona ubicada en contextos pobres de países como Haití, India, Ghana, Uganda, Pakistán, Sudáfrica entre otros, especialmente para mujeres, jóvenes o refugiados en situación de paro o subempleo.

Esta iniciativa ha tenido efecto desde el año 2008 y hoy puede emplear a más de 800 personas por trimestre, cumpliendo su misión de construir una empresa social-digital que reduzcala pobreza en el mundo, otorgando empleo. Ha sido apoyada por The Rockefeller foundation, Ahoka y la Harvard University así como el hecho de proveer el servicio a grandes compañías como las mencionadas.

La magia de esta empresa radica, quizás, en las variables con las que audita el éxito de su servicio. Se preocupa fielmente en medir la mejora de la calidad de vida de dichos colaboradores con variables como: crecimiento en “viviendas seguras”, “calidad de su comida”, el nivel de mejora en la “educación para sus hijos “o el acceso a la “red de seguridad financiera”, entre otras.

Para, finalmente, concluir en un verdadero grado de satisfacción de su ecosistema, socios o empleados de sus laboratorios, parten de una premisa fundamental: “dar trabajo a los más pobres”, aprovechando las facilidades de un mundo “plano” gracias a las herramientas digitales.

Medir la satisfacción o el impacto real de nuestras acciones es posible si se trazan como un objetivo. Para ello es necesario implementar variables sociales que identifiquen realidades del contexto de nuestro ecosistema empresarial, combinadas con una enorme pasión por mejorar el mundo, la cual es más fácil de encontrar en mujeres emprendedoras como la fundadora de esta empresa: Leila Janah.

El caso de estudio Samasource es estudiado con los participantes del Executive MBA de INALDE, en el módulo: plataformas digitales, como homenaje a una mujer que ha sido premiada en diferentes partes del mundo por su iniciativa, entusiasmo y entrega social. Fue incluida en la lista de las “Mujeres más influyentes del campo de la tecnología” elaborada por Fast Company, trabajó en el Consejo de TechSoup global, el Senado francés le otorgó el premio Netexplorateur, recibió el World Technology Award for Social Entrepreneurship y ha sido conferencista invitada en TED.

Desafortunadamente debo mencionar todas sus acciones en pasado porque el 24 de enero de 2020, a sus 37 años, murió. Sin embargo, su vehemencia continúa vigente bajo un esquema similar al origen de su pasión social, y es la de obtener verdaderas métricas de impacto en la satisfacción humana, que en este caso son personas marginadas, prestando servicios a los gigantes mundiales del contexto digital, ubicados a miles de kilómetros de sus propios hogares.