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Fórmula práctica para triunfar en tiempos de Covid-19

Dirección de Empresas
04/05/2020
Jorge Iván Gómez, profesor de INALDE Business School

Por Jorge Iván Gómez, profesor de Dirección General de INALDE. 

 

“Cambiar cuesta mucho y, a partir de cierta edad, nadie quiere cambiar (…) cuando tenemos cuarenta, no queremos cambios. Queremos estabilidad”. Yuval Noah Harari.

Quiero hacerte una pregunta: ¿Durante la cuarentena has sentido miedo, angustia y, sobre todo, una profunda inquietud por el futuro de tu empresa (e incluso el de tu trabajo)? Dado que esta pregunta ha rondado por la cabeza de muchos directivos y ejecutivos colombianos quise escribir un artículo sobre cómo superar estos temores y, especialmente, que te ayude a salir adelante a ti y a la empresa en estos momentos de incertidumbre.

La manera para superar el temor y salir adelante es mediante la reformulación de cómo asumimos la crisis del Covid-19. Mi idea es presentarte una idea útil que pretende ayudarte a reformular tu pensamiento y potenciar tu mente de manera que puedas llevar tu empresa al siguiente nivel de crecimiento. Este concepto útil y práctico se llama: aplicación del pensamiento basado en el optimismo estratégico.

¿Qué es el optimismo estratégico?

El optimismo estratégico consiste en una técnica directiva para ver y juzgar la realidad presente del Covid-19 en su aspecto más favorable. Si intuyo bien, la pregunta más obvia que surge en la mente del lector es la siguiente: ¿cuál puede ser el aspecto más favorable de esta crisis si no tengo con qué pagar la nómina o a un familiar lo despidieron de su trabajo?

El optimismo estratégico significa ver en el Covid-19 como una nueva oportunidad emergente para la creación de nuevos negocios a partir de las personas de tu organización, la adaptación de las tecnologías y el uso agresivo de internet.

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La realidad es que llegamos al fin de la economía industrial, basada principalmente en el petróleo y en las burocracias, e iniciamos el rápido y vertiginoso camino de la economía digital, basada en la relación entre personas, la tecnología y el internet. En este punto debemos pensar en reformular nuestras ideas y preguntarnos: ¿nos quedamos lamentándonos del pasado que ya pasó o abrazamos con decisión las nuevas oportunidades emergentes?

El optimismo estratégico es, en resumen, una adaptación activa y flexible al nuevo entorno buscando maximizar las oportunidades y ejecutando rápidamente el cambio de tendencia antes de los demás competidores o, incluso, antes de desaparecer. Consiste en ganar el corazón de tus clientes con una propuesta de valor rejuvenecida mediante nuevos canales y servicios basados en las tecnologías, la comunicación y la información.  La ventaja fundamental en el pensamiento basado en el optimismo estratégico es el aprendizaje para toda la vida. Veamos:

¿Cómo ponemos en práctica el optimismo estratégico?

Debemos empezar a experimentar con nuevos productos o servicios cuya base sea la tecnología, la comunicación o la información. Por ejemplo, reemplazar los canales tradicionales como el punto de venta por canales digitales como la web o las aplicaciones móviles. Para el caso de los servicios, la tarea consiste en sustituir o complementar el lugar de prestación del servicio; esto es, las instalaciones por otros ambientes basados en las tecnologías de la comunicación como Zoom, Teams o Hangouts.

Recordemos que el hospital, la escuela o la universidad moderna son la consecuencia de una economía industrial en la que el trabajo se lleva a cabo en un lugar físico específico. Pero en la economía digital la interacción permite que el lugar físico sea reemplazado por un lugar mediado por la virtualidad.

La gran consecuencia de la economía digital consiste en la disminución radical de los costos y, por ende, de los precios de los bienes y servicios. Los costos en la elaboración de los productos o en la prestación de los servicios se abaratan por la eficiencia de las relaciones en internet, lo cual reconfigura todos los precios y los intercambios económicos en la sociedad. Es la gran revolución del valor.

Por eso, debemos salir rápido del debate sobre la transformación digital y, más bien, acogerla con decisión y valentía. Si tu empresa no lo hace con velocidad, sin duda, otros lo harán con más efectividad. Debes abandonar el miedo a perder y más bien apostar a ganar, inspirándote en el trabajo duro y la determinación. Un ejemplo de esta determinación fue la decisión de Reed Hastings (Netflix), quien logró derrotar a Blockbuster en la competencia por los clientes gracias a su estrategia de películas a domicilio y sin penalidades. Sin embargo, en el mejor momento de su empresa y como líder de la categoría de alquiler de películas tuvo que “abandonar” su negocio. Hastings vio la nueva tendencia del video por streaming e inició un nuevo negocio de películas y videos online (el que hoy conocemos) y salir de la empresa que se dedicaba al alquiler de películas a domicilio. Recuerda que una estrategia requiere inversión, pero también momentos de desinversión y la propia canibalización, porque los recursos no son infinitos.

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También, debes desarrollar nuevas capacidades y, sobre todo, aprender todo lo que puedas del mundo nuevo. Con las competencias actuales no sobrevivimos al mundo digital ni al cambio cultural que estamos viviendo con las nuevas generaciones. De igual forma, los equipos deben remozarse, capacitarse y actualizar sus competencias. Tuvimos la suerte de una cuarentena que nos ofreció tiempo para pensar y reinventarnos. Como dice el viejo refrán, cuando un buen pescador no puede salir al mar, utiliza su tiempo reparando las redes.

¿Cuáles son algunos consejos para desarrollar el pensamiento basado en el optimismo estratégico?

  • Renueva tu mindset frente a la crisis. No desaproveches la crisis. Gracias a esta te ves desafiado a aprender algo nuevo y a seguir desarrollando tu potencial
  • El miedo y la angustia son, la mayoría de las veces, invenciones de la mente. Por eso, Séneca decía que “sufre más de lo necesario quien sufre antes de lo necesario”
  • Las noticias están por fuera de nuestro círculo de influencia. No te atiborres de noticias por la mañana, la tarde y la noche. Escoge tus dosis noticiosas con responsabilidad y moderación. Sobre todo, no veas noticias antes de dormir.
  • Lee y mantén conversaciones de valor con tu mente. Busca a autores que te inspiren, que te muestren la genialidad de la mente humana y pongan tu mente a vibrar en otra sintonía.
  • Practica el hábito de la gratitud. Aprende a agradecer y a contentarte con mucho o con poco. La fuente mayor de infelicidad de las personas es la insaciabilidad del deseo y las altas y permanentes expectativas frente a bienes, prestigio, dinero y posición social.

Conclusión

Al crear el concepto del pensamiento basado en el optimismo estratégico quiero invitarte a pensar en tu reinvención como directivo y como organización. Te animo a recordar que debemos vivir sin ansiedad por el futuro y al tiempo renunciar al pasado con nostalgia.

Cada día trae su afán. Por eso, la clave está en la confianza para tomar decisiones valientes que marquen tu nuevo futuro. El cambio es la única realidad verdadera, por lo cual, te pido que abandones el deseo de mantener la estabilidad y abraces nuevos caminos de acción y, por qué no, de aventura. Seguro estarás mejor que antes.

El mayor imperativo de este nuevo entorno se basa en la calidad tuya y la de tu equipo; no hay atajos. Debes ser irremediablemente bueno y capaz. No vale la autopromoción. Son los clientes con su decisión de compra los que juzgan tu calidad. Acepta el consejo del actor estadounidense Steve Martin: “hazlo tan bien que no puedan ignorarte”.

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En resumen, el pensamiento basado en el optimismo estratégico es un camino para ver lo bueno de la crisis y capitalizar las nuevas oportunidades. No podemos dirigir la empresa con las ideas del pasado. Debemos renovar nuestra mente y, con ello, nuestras decisiones y acciones. Finalizo con esta frase de Fred Rogers que sintetiza la idea del pensamiento basado en el optimismo estratégico: “Muchas veces lo que pensamos que es el final de una cosa no es sino el principio de otra”.

Anexo.

https://www.expansion.com/empresas/2020/04/29/5ea98e70468aebab668b45b5.html